Cuando pienso en La Bibliogràfica me vienen a la cabeza las asociaciones originales que nuestra cultura ha atribuido a los libros. La palabra latina para referirse a libro, por ejemplo, era la misma que se utilizaba para expresar la condición de ser libre. Y existen pocos proyectos, pocos espacios, en los que la fabricación de libros sea en efecto un ejercicio tan libre como el de la Bibliogràfica: libertad de pensamiento, pero también libertad de diseños y de formatos. Sin embargo, sabemos que libro nos viene de libero, que era la parte interna de la corteza de una planta, sobre la que escribían los antiguos romanos. Si es así, la labor de Ignasi al frente de la Bibliográfica tiene igualmente todo el sentido del mundo. Así como la corteza protege y cuida la planta, favoreciendo su crecimiento, también La Bibliogràfica cuida y protege las ideas, las ilusiones, los imaginarios y los deseos de los autores, de las escritoras y de los artistas. Es un lugar en el que la escritura crece y se ramifica, donde la escritura establece conexiones a través de las raíces.
Bernat Lladó